10.14.2013

Alberca

Había dicho que hoy saldría a correr nuevamente pero no fué así. Cuando me desperté no vi mucha luz entrando a mi casa/cuarto y era porque el cielo estaba completamente nublado. Llovía moderadamente y parecía que así iba a estar todo el día. Lo que hice fue, prepararme un café y un croissant (en francés por que en español se escribe muy feo: cruasán, ¡ni se antoja!) y me senté a disfrutarlos mientras leia los periódicos mexicanos. Entonces fué en ese rato cuando decidí que en vez de ir a correr nadaría en la alberca de mi edificio, pero necesitaba ir a comprar un gorro, ya que es una de las reglas para usar la piscina. Después de comprar mi gorro, llegué a casa y me preparé para subir a la alberca: traje de baño, chanclas, toalla... y digo subir porque se encuentra en el último piso del edificio. Después de subir los 3 pisos que me separar del agua con cloro, llegué a la alberca solitaria y totalmente para mi y aunque las reglas también dicen es preferible no nadar solo, yo me metí. El agua aún no está calientita, en invierno ponen la caldera, pero aún así el agua estaba rica. En los laterales hay ventanales dónde hay unas buenas vistas de los alrededores del barrio. Y cuando nadas puedes ver el cielo y en esta ocasión también la luna porque a media tarde se fueron las nubes y dejo de llover. Creo que cuando empiece a nevar será bonito estar ahí, en el agua calientita viendo la nieve que cae por fuera, una sensación parecida a la que afortunadamente me toco vivir en Budapest en los baños Széchenyi, pero ahí si era al aire libre ¡wrrrr!


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